En los 18 megaparlantes dispuestos en la explanada de Catama, donde el papa Francisco ofreció este viernes su multitudinaria misa campal, retumbó la voz piadosa de un hombre a las 7:05 de la mañana. “Pidámosle a la Virgen para amainar la lluvia”, se escuchó.
Enseguida, Jorge Castro, su esposa y sus dos hijas inclinaron la cabeza y juntaron las manos en posición de oración, al igual que lo hizo la mayoría de feligreses que asistieron allí para ver y escuchar el mensaje de reconciliación que trajo a Colombia el máximo jerarca del mundo católico.“Es un mensaje que llega en un momento oportuno. Nos hace tomar conciencia de lo que debemos cambiar”, dijo Castro.Este villavicense, de 48 años, y su familia habían llegado a la explanada a las 2 de la mañana vestidos de blanco. En el mejor de los casos, terminaron embarrados hasta la pantorrilla.Francisco, posiblemente el más encumbrado personaje mundial que haya tocado tierra llanera, fue recibido en una calle de honor por representantes de 102 pueblos indígenas y al iniciar la misa se encontró a unas 650.000 personas.Muchos de esos feligreses fervorosos empezaron a llegar el jueves en la noche para conseguir el mejor lugar posible en el predio de Catama. Los primeros en entrar a la explanada, tan grande como 44 canchas de fútbol, fueron cerca de 22.000 jóvenes que hicieron vigilia desde las 10 de la noche del jueves.
Enseguida, Jorge Castro, su esposa y sus dos hijas inclinaron la cabeza y juntaron las manos en posición de oración, al igual que lo hizo la mayoría de feligreses que asistieron allí para ver y escuchar el mensaje de reconciliación que trajo a Colombia el máximo jerarca del mundo católico.“Es un mensaje que llega en un momento oportuno. Nos hace tomar conciencia de lo que debemos cambiar”, dijo Castro.Este villavicense, de 48 años, y su familia habían llegado a la explanada a las 2 de la mañana vestidos de blanco. En el mejor de los casos, terminaron embarrados hasta la pantorrilla.Francisco, posiblemente el más encumbrado personaje mundial que haya tocado tierra llanera, fue recibido en una calle de honor por representantes de 102 pueblos indígenas y al iniciar la misa se encontró a unas 650.000 personas.Muchos de esos feligreses fervorosos empezaron a llegar el jueves en la noche para conseguir el mejor lugar posible en el predio de Catama. Los primeros en entrar a la explanada, tan grande como 44 canchas de fútbol, fueron cerca de 22.000 jóvenes que hicieron vigilia desde las 10 de la noche del jueves.
El mensaje sobre la reconciliación que dio el Papa en VillavicencioEl mensaje sobre la reconciliación que dio el Papa en Villavicencio